El curso 2020-2021 fue peculiar para la asignatura Gestión y Planificación Organizativa por las novedades que experimentamos como profesoras y que supusieron un verdadero reto para nosotras.
Primera edición del máster en comunicación transmedia
La primera novedad fue la del propio máster, que empezó a impartirse por primera vez en el Campus de Gandia y, por tanto, requería del diseño inicial de las asignaturas.
La organización de una nueva asignatura es dura. Hay que pensar en los contenidos, los materiales que pueden consultar los estudiantes, las actividades que se van a realizar, los sistemas de evaluación que se van a emplear, las competencias que se van a trabajar, etc. Todo esto supone mucho tiempo y un gran esfuerzo, más cuando el equipo de profesores se tiene que coordinar para complementarnos y no repetirnos.
Interactividad y participación
La segunda novedad fue el horario intensivo. Tener las clases concentradas es bueno (haciendo descansos para no morir en el intento, claro) porque se pueden planificar actividades de considerable duración.
Puesto que estamos en un nivel de máster, esto sirve para entrenar a los estudiantes de cara a lo que les espera cuando ingresen en el mercado laboral.
En este contexto, como profesoras tenemos que primar la interactividad y la participación de los estudiantes (para hacerlo más útil y ameno). Con este fin, hemos incluido en las clases visualización de videos, preguntas de reflexión, gamificación, debates, etc.
Creemos que el resultado ha sido positivo porque los estudiantes solían apurar el tiempo dedicado a las clases, aunque terminábamos en plena noche (estábamos en invierno) y a hora de cenar.
Docencia híbrida: clases online y asistencia presencial
La tercera novedad fue el entorno de docencia híbrida surgido a raíz de la pandemia de la covid-19. Algunos estudiantes estaban presentes en el aula y otros online.
Antes de empezar la clase teníamos que preparar nuestros dispositivos, entrar en el ordenador del aula, conectarnos a las plataformas PoliformaT y Teams, abrir los programas que fuéramos a usar, escribir un montón de contraseñas, etc., lo que llevaba su tiempo. ¡Para que después nos dijera alguien desde casa que no iba el sonido y/o la imagen!
Menos mal que, después de varios ensayos de prueba y error y unas consultas hechas a los informáticos, logramos que todo funcionara. Los estudiantes vivieron por sí mismos esta experiencia: en la última clase realizaron las presentaciones de sus trabajos adoptando el rol de profesor, y se dieron cuenta de las dificultades técnicas que tenemos que superar antes de empezar cada sesión (nunca es tarde).
Y cuando ya sabíamos conectarnos sin problemas… ¡finalizó la asignatura! Tenemos que confesar que no fue un momento triste, sino que nos sentimos orgullosas de sobrevivir a todas las novedades, a todos los cambios que nos impulsaron a renovarnos y a mejorar como profesoras.
Lourdes Canós Darós y Cristina Santandreu Mascarell